Un ejemplo que demuestra la importancia de los cuidados y atención personalizada entregados en los Hogares de Ancianos de la fundación Bernarda Morin, es el caso de la residente Sara Segovia del Hogar de Ancianas San José, quien tiene 93 años y estuvo con una severa bronconeumonía, además de otras complicaciones graves por el COVID-19.
Pese a que en un primer momento el virus no había entrado a los hogares de ancianas de la Fundación, finalmente fue inevitable que se produjeran algunos contagios y fallecimientos. La Sra. Sara, que apareció en el calendario de las Hermanas de la Providencia de la Provincia Bernarda Morin en 2019, sufrió no solo problemas físicos sino también cognitivos producto del virus, quedando imposibilitada de caminar y comer por sí misma.
Gracias a los esfuerzos del personal de la institución, luego de un largo proceso de recuperación y aislamiento, la residente ha ido mejorando poco a poco, pudiendo ya caminar por sí misma con ayuda de su “burrito”. “Realmente es algo fuerte pensar cómo estaba ella al principio y ver cómo está hoy. Es un testimonio viviente de lo que hace el virus y de cómo vale la pena trabajar con todo el equipo de profesionales”, indica la Sra. Rosa Rubio, directora del hogar. “Si no fuera por todo lo que hizo cada uno desde su perspectiva, desde sus ámbitos de acción, profesión y trabajo, posiblemente habría habido otro desenlace”, agrega.
La kinesióloga, la nutricionista, la terapeuta y la fonoaudióloga del Hogar fueron parte del grupo de profesionales que ayudaron en esta recuperación. La directora también agradece mucho la permanente preocupación de las cuidadoras y cuidadores.
“Ella sigue alegre y mejorando poco a poco”, cuenta, refiriéndose a la característica sonrisa de la Sra. Sara. Añade que existen también otras residentes que estuvieron contagiadas y que lograron recuperarse.
Fuente: Hogar de Ancianas San José.
